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¿Porqué se baja de peso?

jueves, 12 de julio de 2007

TIPOS DE TRATAMIENTOS DE LA OBESIDAD

TIPOS DE TRATAMIENTOS DE LA OBESIDAD

TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD. CIRUGÍA

El tratamiento quirúrgico de la obesidad apunta a intervenciones de corto plazo tendientes a reducir el consumo de calorías, por ejemplo, alambrado de mandíbulas; e intervenciones de largo para disminuir el consumo de calorías, como ser engrampado del estómago, gastrectomía parcial o bypass intestinal. Aunque estas prácticas han demostrado ser de escaso efecto durante un lapso de tiempo, la mayoría son costosas, inefectivas a largo plazo y plagadas de complicaciones. Prácticamente han sido abandonadas, excepto en casos extremos.

TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD. FARMACOLÓGICO.
El manejo del peso por medio de la medicación ha tenido el objeto primario de reducir el apetito por medio de la acción directa sobre los centros hipotalámicos de la alimentación y saciedad, y por aumento de la termogénesis por estimulación beta-agonista. Quizás las más conocidas medicinas anoréxicas, las anfetaminas, combinan ambas actividades. Uno de los problemas de las anfetaminas fue la cantidad de efectos colaterales extremos, incluso adicción, y hasta la muerte. Las drogas anoréxicas modernas, como la dexfenfluramina, son más específicamente anoréxicas y potencialmente menos propensas al abuso. Una segunda clase de drogas que promete es el grupo de las efedrinas, como los beta-agonistas, que aumentan la reducción calórica al estimular directamente la termogénesis.
Son teóricamente prometedoras las futuras medicaciones derivadas de la ingeniería genética, especialmente para individuos genéticamente obesos. En general el problema con los enfoques farmacológicos son los efectos colaterales, la tendencia del cuerpo a acostumbrarse a los efectos de la medicación, lo que demanda aumento de las dosis, y la falta de resultados a largo plazo si no hay intervención dietaria concurrente.

TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD. DIETA.
Aunque constantemente se bombardea al público con pseudo dietas que prometen resultados extraordinarios, muy pocas de éstas son nutritivamente buenas ni basadas en principios científicos. Como mencionamos anteriormente, la restricción racional de calorías tiene atractivo científico, pero a menudo es difícil de aplicar por fallas en su cumplimiento. Otras estrategias dietarias que se han desarrollado a lo largo de los años para ayudar a combatir la obesidad implican el ayuno total, ayuno suplementado y dietas de muy bajas calorías.

AYUNO TOTAL.
El ayuno total se hizo muy popular como tratamiento hace unos 30 años, aunque ya encontramos observaciones sobre los efectos de su prolongación en la literatura a partir del siglo XIX. La pérdida de peso para los primeros 10 días de ayuno asciende 1.1 kg. por día y se estabiliza en 0.36 a 0.47 kg. por día al final del primer mes. Si bien los resultados son espectaculares, pronto se hizo evidente que el ayuno no dejaba de tener complicaciones. La principal es el balance negativo de nitrógeno que acarrea pérdida de los tejidos magros del cuerpo. Durante el primer mes el nitrógeno se pierde a un promedio de 4 grs. por día y se estabiliza en 2.4 grs. por día, con una pérdida de 3.5 kg. por mes de la masa magra del cuerpo. El balance de nitrógeno negativo, en general, no afecta proteínas plasmáticas ni siquiera durante un ayuno prolongado, y el total de estas últimas, albúminas, globulinas y transferrina generalmente se mantienen constantes.
Se puede atribuir la pérdida de peso a la pérdida de masa magra, grasas del cuerpo o agua. Durante las primeras dos semanas de ayuno total, la pérdida de agua es muy grande, y sólo un 30 a 50% del peso disminuido proviene de grasas, siendo la proporción de proteínas de 6 a 10%. Después de un mes la pérdida de grasa asciende al 70% de lo que se rebajó, y la pérdida de proteínas se estabiliza en alrededor de un 5%.
Los problemas clínicos asociados con el ayuno prolongado incluyen anormalidades electrolíticas, hipotensión postural, hipocalemia, artritis gotosa, anemia, y una marcada disminución de masa magra del cuerpo.

AYUNO SUPLEMENTADO CON PROTEÍNAS.
A comienzos de los 70 se experimentó con proteínas y combinaciones de proteínas y carbohidratos como suplemento del ayuno, para prevenir la marcada disminución de masas magras del cuerpo. Al principio los resultados parecieron buenos, pero estudios posteriores revelaron que el balance de nitrógeno permanecía negativo hasta tres semanas a pesar del aumento del consumo de proteínas a más de 1 gr. por kg. por día.
El problema de la calidad proteínica y la necesidad de suplementación con carbohidratos y electrolitos se convirtieron en temas graves cuando ocurrieron varias muertes súbitas. Posiblemente debidas a arritmias cardíacas, se las asoció con el ayuno que se suplementaba sólo con una bebida basada en colágeno líquido. Estos hallazgos facilitaron el cambio para la elaboración de dietas de bajas calorías más complejas.

DIETAS DE MUY BAJAS CALORÍAS (VLCD).
Las modernas VLCD liberan cerca de 500 kcal, hasta 70 g., cada una de proteínas de alta calidad y suplementos de carbohidratos con 60 mEg. de sodio, 40 mEg. de potasio y el RDI de micronutrientes esenciales por día. La experiencia con las VLCDs ha sido extensa y positiva en lo que se refiere a adelgazamientos a corte plazo. La pérdida de peso inicial es rápida, aunque menor que con el ayuno total. El balance de nitrógeno mejora notablemente y las pérdidas de electrolitos son mínimas. Sin embargo, aparecen varios problemas clínicos, hipotensión postural, intolerancia al frío, sequedad de la piel, constipación, debilitamiento del pelo, cambios de carácter y ketosis. Por todas estas razones las VLCDs se recomiendan sólo en el marco de prácticas clínicas supervisadas, y se cuestiona el éxito de las mismas a largo plazo a causa de la dificultad para dirigir los hábitos de comida durante el período de adelgazamiento de la dieta.

Asesores médicos de Herbalife

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